En
la actualidad contamos con equipos cuyas ventajas diagnósticas han disparado su
uso en los últimos años creándose a su vez nuevas aplicaciones clínicas fuera
de los servicios de radiodiagnóstico. Esto hace que cada vez sea mayor la
cantidad de pancientes sometidos a estas.
Las
dosis recibidas por el paciente durante una exploración de TC se encuentran
entre las más elevadas de todas las técnicas de radiodiagnóstico. Si a ello
sumamos el incremento continuo en la frecuencia y complejidad de estas pruebas
en los últimos años, tenemos un aumento de las dosis administradas a la
población y un mayor riesgo de sufrir efectos biológicos.
JUSTIFICACIÓN
Una radiografía sólo está
justificada si proporciona un beneficio neto frente al detrimento individual
que puede causar. En este proceso de justificación deben involucrarse tanto el
médico que solicita la prueba como el especialista que la va a realizar o
supervisar.
El
objetivo es evitar todas las exposiciones a la radiación que sean innecesarias.
Las principales causas de esta sobreexposición no justificada son las
siguientes:
1.
Repetición de pruebas efectuadas con anterioridad: Es fundamental conocer las
radiografías existentes y averiguar si es necesaria la exploración.
2. Solicitud de excesivas pruebas
complementarias que en algunos casos pueden proporcionar resultados
irrelevantes o muy poco probables
3. Falta de toda la información
clínica necesaria para analizar en profundidad qué se necesita buscar con las
pruebas de diagnóstico
4. Prescripción de exploraciones
con una frecuencia mayor a la de la evolución de la enfermedad.
5. Petición de pruebas
inadecuadas por desconocimiento de las diferentes técnicas diagnósticas que
pueden aplicarse.
OPTIMIZACIÓN
Para
minimizar el riesgo también es necesario tomar medidas para optimizar las dosis
impartidas de forma que sean lo más bajas posibles compatibles con la obtención
de la información diagnóstica requerida. La
optimización de estos parámetros es una tarea compleja, puesto que depende del
tipo de aplicación, del tamaño del paciente y del modelo de tomógrafo. Como
ayuda existen una serie de guías europeas y nacionales que recomiendan unos
protocolos de partida para diferentes exploraciones.
NIVELES DE
REFERENCIA
Los
niveles de referencia para diagnóstico (NRD) contribuyen a la optimización de
la protección de los pacientes procurando evitar que sean expuestos a dosis
innecesariamente altas. Su establecimiento se enmarca en el programa regular de
garantía de calidad. Cabe destacar que no se trata de límites de
dosis que esté prohibido superar, sino de una herramienta de investigación para
detectar niveles de dosis inusualmente altos y adoptar las medidas adecuadas
para optimizarlos. Los valores de referencia no se aplican nunca sobre
pacientes a nivel individual.
Para comparar la tecnología TC
respecto a la radiología convencional y constatar la importancia de la adecuada
selección del examen a practicar, en la tabla siguiente se indican las dosis
efectivas para ambas técnicas.
FORMACIÓN
La
formación precisa y de calidad es el primer paso para alcanzar los principales objetivos
que persigue la protección radiológica.
Conclusión
Todo puede ser bueno en su justa
medida. La técnica TC es una técnica que aporta múltiples ventajas respecto a
su “predecesora”, Rayos-X, pero el uso indebido, o mejor dicho excesivo, puede
provocar daños en el organismo. Es muy importante que el especialista tenga los
conocimientos necesarios para saber si la prueba puede ayudar en el diagnostico
o simplemente sirve para lanzar una dosis innecesaria al paciente.
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