Siempre
hemos vivido expuestos a las radiaciones de baja intensidad, estas radiaciones
las recibimos del sol y del espacio interestelar, de las sustancias radiactivas naturales, de
las casas donde habitamos, de los alimentos que ingerimos, del aire que
respiramos y de nuestro propio cuerpo el cual contiene elementos radiactivos
naturales. A esta radiación se le conoce como radiación de fondo.
Hay muchos alimentos que son radiactivos por naturaleza, y los plátanos en
particular, debido a que son ricos en potasio.
El potasio contiene un 0,0117 por ciento del isótopo K-40, que es radiactivo. Las fugas de radiación de las plantas nucleares suelen
medirse en unidades extraordinariamente pequeñas. Comparando la exposición por
estas causas a la dosis equivalente de un plátano se puede obtener una
evaluación más realista de los riesgos reales.
En un plátano común de unos 150 g hay unos 600 mg de potasio, que
contiene unos 0,070 mg de potasio radiactivo que equivale a 18,5 becquerels. El perfil radiológico
medio del plátano común es por tanto de 120,37 becquerels por kilogramo. La dosis equivalente de 365 plátanos (uno al día durante un
año) es de 0,036 mSv en un año. Comparativamente la radiación natural en la
Tierra es de 2,4 mSv año, por lo
que simplemente vivir en el planeta Tierra durante un año representa una
absorción de radiación 60 veces superior a comerse un plátano al día durante un
año.
Las patatas, las judías, las nueces, las semillas de girasol y el aguacate son otros alimentos que son moderadamente reactivos por naturaleza. El alimento más radiactico que se conoce son las nueces de Brasil, cuyos niveles de actividad alcanza los 244 becquerels por kg.
Además
de las fuentes de radiación natural ya mencionadas el hombre ha introducido
diversas fuentes artificiales de radiación que contribuyen significativamente a
la dosis de radiación que recibe la población.
Las fuentes artificiales más comunes son las propias centrales nucleares. Según ha reconocido la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa, unos minutos después de la tercera explosión registrada en la central, los niveles de radiación superaron los 8 milisieverts (mSv) por hora, el triple de la cantidad normal a la que está sometida una persona a lo largo de todo un año.
Las fuentes artificiales más comunes son las propias centrales nucleares. Según ha reconocido la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa, unos minutos después de la tercera explosión registrada en la central, los niveles de radiación superaron los 8 milisieverts (mSv) por hora, el triple de la cantidad normal a la que está sometida una persona a lo largo de todo un año.
En España estamos expuestos a entre 2,4 y 3
milisieverts en todo el año frente a los 8 a los que se expone la población de
Fukushimaerable.. Los ciudadanos de Fukushima tendrían que estar unas 12 horas
expuestos para alcanzar los 100 mSv. Lo que sí es recomendable es realizar
controles médicos periódicos, centrados en la prevención de posibles tumores.
A partir de los 100 mSv pueden aparecer algunos daños en la piel,
náuseas, vómitos, problemas respiratorios y, si afecta a mujeres embarazadas,
puede ocasionarle al futuro bebé algún tipo de retraso en el desarrollo cerebral.
A mayores dosis, mayores repercusiones en la salud: destruyen el sistema
nervioso central y los glóbulos blancos y rojos, lo que compromete el sistema
inmunológico y deja a la víctima vulnerable ante las infecciones.
Si este accidente se agravase hasta el
punto de pasar de los 8 mSv a varios miles de milisieverts, se pueden producir
casos de Síndrome de Radiación Aguda. Ocurre cuando grandes cantidades de
radiactividad entran en el cuerpo en muy poco tiempo. En circunstancias
semejantes, la radiactividad afecta a todos los órganos y cualquiera de ellos
puede tener un fallo fulminante.
BIBLIOGRAFÍA
2. ¿Qué efectos tiene la radiactividad sobre la salud? El Mundo. http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/03/15/noticias/1300203080.html
3. Radiación natural y artificial.
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